Creo que me es imposible contar los momentos en que me he mordido la lengua y no me he atrevido a pronunciarlo. Miedo a herir, a que duela o a herirme. Cuántas veces no he preguntado por pánico a una respuesta que no me gustase. Cuántas conversaciones que se han acabado con tantas cosas que decir.
Qué heavy! llevaba tiempo pensando en fabricar una cajita donde guardar todo eso que me guardé por miedo a cagarla.