El domingo pasado llegué a Ubud sin plan establecido y con una noche de hotel reservada apenas una hora antes. Había estado antes pero era entre semana, trabajaba por las tardes y llovió mucho, así que tenía la sensación de que no acabé de reconocer el lugar. Mi llegada me lo confirmó porque Ubud el domingo a primera hora rebosaba luz y flores y me puse a pasear tan pronto como dejé la mochila en el alojamiento.
De cárceles, flores y ventanas
De cárceles, flores y ventanas
De cárceles, flores y ventanas
El domingo pasado llegué a Ubud sin plan establecido y con una noche de hotel reservada apenas una hora antes. Había estado antes pero era entre semana, trabajaba por las tardes y llovió mucho, así que tenía la sensación de que no acabé de reconocer el lugar. Mi llegada me lo confirmó porque Ubud el domingo a primera hora rebosaba luz y flores y me puse a pasear tan pronto como dejé la mochila en el alojamiento.