Bali huele a incienso y a arroz hervido. Las calles están repletas de unos recipientes cuadrados y pequeños, de muchos colores, que se colocan a la entrada de cualquier lugar: una tienda, un mercadillo, un hotel, lo que te imagines. Aquí se ofrece cada día y podría ser una buena metáfora de la energía que se respira.
Ahora, en Bali
Ahora, en Bali
Ahora, en Bali
Bali huele a incienso y a arroz hervido. Las calles están repletas de unos recipientes cuadrados y pequeños, de muchos colores, que se colocan a la entrada de cualquier lugar: una tienda, un mercadillo, un hotel, lo que te imagines. Aquí se ofrece cada día y podría ser una buena metáfora de la energía que se respira.