Ser.
De qué somos dueños. Si el aire vaga y suspira. Si hay quien entra sin llamar y se queda sin necesidad de invitación. Si las tormentas nos arrasan y los corazones se nos rompen a pedacitos. Si con los pedacitos cortamos sin querer a los que se acercan intentando ver lo que hay detrás de la coraza. Si la coraza la construimos por el daño y el por el miedo. De qué somos dueños. Si el sol hay días que quema demasiado y otras el frío cala los pies e impide avanzar a paso firme. Si hay veces que solo con leer se nos parte el alma. O se nos recompone. Si nos morimos de nervios al verle. Si las manos tiemblan sin poder controlarlas. Si todo palpita. Si pensamos cosas que no queremos pensar. Si la imaginación traiciona. Si los sueños se desvanecen. Si los ojos se desvían. Si nos tocamos el pelo, nos mordemos las uñas. Si la mirada se clava sin remedio. De qué somos dueños. Si evitamos preguntas esquivando respuestas. Si lloramos sin consuelo. Si perdemos. Si tomamos decisiones en mitad de huracanes. Si no nos atrevemos a tomarlas a cielo raso. Cuánto asusta la claridad a veces, eh.
Qué nos queda. Recoger los trocitos, dejar que palpite, devolver la mirada, salir a mojarnos en la tormenta, hacer hueco en el sofá solo si quién ha entrado sin permiso ilumina la sala, quitarnos ropa si hace calor, unir el alma partida, ponernos calcetines si hace frío y sentir el suelo cuando no, soñar más, otra vez, tumbar nuestras propias ideas, coger de la mano a la imaginación y convertirla en creatividad, abrir ventanas, ventilar, reírnos con los nervios, deshacer del todo el pelo, preguntar con terror, llorar a cuajo sabiendo que hay consuelo (lo acaba habiendo siempre), mirar a la cara, alzar la cabeza al cielo raso. Acercar la coraza a una hoguera, deshacerla. Ganar siendo.
Ser. Sin nada más detrás.
Somos una manchita en este universo. Para que no se nos olvide.
Feliz final de semana.✨