Que brilles mucho
La belleza que te arrasa
Llevas la sonrisa pegada de serie. Tu pelo se enreda cuando sales del agua y te da completamente igual. Te bebes demasiado deprisa el primer sorbo de cerveza muy fría. Caminas sin rumbo pero sin prisa mientras en los auriculares suena esa canción tan alta que no puedes ni escucharte. Es viernes con las terrazas llenas a temperatura neutra —ni frío ni calor, ahí en ese punto en el que podría pasar cualquier cosa después de la primera, esa es la neutralidad que te gusta—. Los nervios por una cita importante campan a sus anchas por tu cuerpo de arriba a abajo, haciéndolo temblar, justo al borde de la explosión por la energía acumulada. Bendita explosión.
Ese cómo coño he llegado hasta aquí que resuena en tu cabeza cuando has conseguido algo que parecía imposible, pero lo luchaste hasta que te salió, hasta el final, hasta después del final. Esa lucha, la que sea, la tuya propia, la de cada día, que te araña, te aprisiona y también te libera, porque te hace descubrir de lo que eres capaz. Esas ganas de exprimir cada instante, de apurarlo, de mirar a la cara a los problemas, a la vida, a los miedos, de decir tanto sin hablar mucho. Valen más las frases cortas y, las acciones, mejor grandilocuentes. Si hacemos algo, vayamos con todo. Montémonos en el caballo de Troya y conquistémosla de nuevo.
El brillo en los ojos. La belleza que te arrasa y te deja catatónico, moribundo, intentando recuperarte, y tratando de encontrar la solución al mayor enigma que has tenido nunca: no saber de dónde ha salido esto, pero querer quedarte.
Ya lo decía Lola.
Miki Naranja y las cosas normales
Esta semana encontré una nota de octubre de 2018 en la que había escrito: “me gustan las cosas normales, las cosas que no pretenden, las cosas que son”.
Cuando descubrí a Miki Naranja y empecé a leer sus cotidianas, una serie de poemas acerca de momentos sencillos, pensé que al fin había encontrado a alguien que plasmaba en su obra, y con una unión maravillosa de palabras, lo que quise decir en aquella nota y que rige, de alguna manera, mi existencia.
Miki es una persona que brilla, como su poesía, porque su belleza está en su luz. La luz de las cosas normales. Te invito a que te deslumbres.
Brillamos cuando luchamos, cuando caemos, cuando nos equivocamos, cuando tenemos miedo y aun así, lo hacemos. Brillamos cuando nos volvemos locos de amor, por algo, o por alguien, cuando somos capaces de sorprendernos con lo cotidiano. Brillamos cuando sentimos, de verdad, y sin filtros.
En fin, espero que brilles mucho.