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Y lo haré contigo
Aun no he empezado la gran búsqueda pero confieso que los regalos más especiales siempre me los he cruzado de golpe. A mí los mejores regalos me aparecen, me dan en la cara, vamos. Y siempre son esos los que creo que el mundo me ha dejado exactamente ahí porque en mi cabeza dibujo la sonrisa que son capaces de provocar en la persona que los recibe.
Si pienso en regalos saltan a mí las fotos de mi infancia, los vídeos jugando a cocinitas en los que ejercía de tendera, la notita que acompañaba a mi primer móvil, no el móvil, la notita. Un vídeo que me hicieron por los 20 cuando pasaba mi primer cumpleaños fuera. Un álbum repleto de polaroids que capturar el momento de la sorpresa. Sentarme con mi abuela a leer el Pronto mientras de fondo tenemos el Corazón puesto y ella saca los macarrones del horno —esos macarrones son un regalazo, perdonadme que os diga—. Veo a mi padre y a mi hermano estrenar la guitarra el día de Navidad tocando ‘Dust in the Wind’. Hago el amigo ‘visible’ con Patricia. Lo que nos regalemos nos da completamente igual. La cerveza del 24 al mediodía en el Mercado de Colón con las chicas. Celia montándonos un karaoke en casa y ahogándonos a palomitas y bebida. Encuentro el tiempo para comer contigo a pesar de que no tengo tiempo.
Porque aunque no deje de empaquetar y de rebuscar para encontrar lo que quieres pero no necesitas —señores, eso es un regalo—, creo que rascaré un poquito más para encontrar la belleza en el momento. Ni antes, ni después. Me limpiaré bien las gafas para no perderme detalle. Agarraré cada gesto. Agarraré con fuerza ese sentir que nos impulsa a decirle a alguien que está presente, que lo ha estado y lo estará. Lo soltaré para que le llegue el mensaje. Y agradeceré las horas juntos. Los eternos cielos compartidos. Las olas que saltamos. Quizás incluso las que nunca llegamos a saltar. Me aferraré a tus manos.
Este año me regalaré el verbo hacer y lo haré contigo.
Un mapa del tesoro
No podía obviar una de las cosas que más me han gustado de esta semana. Fue en Twitter, con un padre que escribe a sus hijas cada día en el interior de los vinilos que colecciona para que lo lean en el futuro. “No tengáis miedo a vivir muchas vidas” les dice, desafiándolas:


Feliz viernes previo a la Navidad. Regalad verbos.