Filipinas es definitivamente color verde turquesa: sirve sus aguas pero también para todos los árboles que cubren sus montañas, sus rocas en mitad del mar y para la pintura que usan en la madera de los barcos que te llevan de una isla a otra. Sirve también para sus sonrisas, su forma de tratarte, su energía. Irradian turquesa, un color alegre y calmado.
El tuk-tuk y la familia
Esta mañana a las 5AM tenía que ir hasta el puerto para coger un ferry que me llevase a mi siguiente parada y al tuk-tuk hemos subido toda la familia que gestionaba mi alojamiento: iban 2 hermanas, 2 hermanos y yo. Íbamos juntos porque la hija de uno de ellos llegaba al puerto desde Manila y querían recibirla todos.
La familiaridad de la escena me abrazó y pensé cómo a pesar de que en cada país, en cada rinconcito, en cada cultura, el concepto de “familia” sea diferente (amigos, hermanos, pareja, madre, padre, abuelos) es reconfortante pensar que tienes a alguien que iría a por ti a las 5 de la mañana cuando llegas. Eso es estar en casa, tener esa ínfima certeza de que llegarán, de que te esperan. Ha sido mi mejor trayecto en tuk-tuk hasta ahora.
Sobre ser valiente
Cuando llegué al aeropuerto de Manila tuve que hacer noche allí porque como amo improvisar esta vez no me salió bien: no quedaban vuelos para mi siguiente destino hasta las 10AM del día siguiente. Como venía del vuelo largo no tenía nada de sueño así que trabajé. Me puse en una mesita con un café y de repente me dio la risa porque me decía a mí misma pero-qué-hago-en-Manila-un-martes. En 2019 soñaba tímidamente con una vida así y digo que era tímida porque tenía tantas cosas que cambiar que era casi imposible imaginármelo.
Lo que ahora parece fácil un día fue un mundo y nunca cambia de un día para otro porque las decisiones son como eslabones de una cadena que tú mismo construyes. Y sonreí, y me acordé de la Carla que un día se subió a un vuelo con destino Milán y volvió su vida del revés. Cómo pensar que le volvería a dar la vuelta años después y cómo pensar, ahora sí convencida, que le puedo dar la vuelta tantas veces más como quiera.
La valentía tiene muchas caras: puede ser discreta, un trato contigo mismo, algo que no le dices a nadie pero que cumples. Puede consistir en levantar la voz para defenderte o para defender una causa. Puede ser ir o puede ser irte. Puede ser quedarte.
Ya te escribí una vez para decírtelo después de escuchar una entrevista que te hicieron en un podcast, pero te lo repito: gracias. Eres inspiración y me alegra mucho que estés donde quieres estar (como, por ejemplo, un martes en Manila).
Superinspiradora la carta de hoy. Me encanta lo de darle la vuelta a la vida y tener esa confianza para saber que lo puedes hacer siempre. A veces lo olvidamos. Gracias 🤗🤗