Te diría...
Te diría que está bien que tengas miedo pero que dentro de un año te vas a reír de esto. Que en caso de duda te tires. Que aprendas a ponerte en tu lugar porque si lo hace otro es posible que te dé un lugar peor del que te mereces. Te diría que a veces querrás volver atrás pero que la vida no deja rebobinar, ni tampoco darle a adelantar. Que todo tiene su tiempo. Que aprendas a abrazarlo. Te diría que fueses con menos vergüenza a saludarlos. Que luego se convertirán en tus amigos para siempre. Que la timidez la vencerás a base de risa y que te querrán por como eres, así que no te preocupes en fingirte menos torpe. Que abraces más y que todas esas palabras que tienes en la garganta será mejor que las sueltes. Te diría que todas las veces que te fuiste con un nudo no servirán para nada y que vale más el suicidio de un kamikaze que el bochorno del rechazo, que quedarse con el ‘y si’. Te diría que un no bien dicho a la cara te dejará avanzar. Que el sí se lucha pero que también hay que estar en el momento y el lugar. Te diría que hay paredes de cristal que no puedes ver, pero también te diría que las pintases, que las hicieses tuyas. Que sigas escribiendo como cuando tenías ese cuaderno de Disney que rayabas con boli rojo. Decías “si el universo es infinito, ¿nosotros entonces qué somos?”. Te diría que tienes razón, que todos somos eternos si alguien nos piensa. Te diría que mires al cruzar. Que mejor ir ligera de equipaje pero que nunca olvides la mochila de tus raíces. Que te quedases en casa solo si te apetece. Que salgas muchas noches y te comas hamburguesas a las 7 de la mañana. Que te gastes el dinero en viajes, que qué más dará, que luego nunca te acuerdas de eso y viajar sí que te cambia la vida cada vez. Que guardes mejor las cosas porque luego no las encuentras. Te diría que vayas, sí o sí, a aquella cena. Que sigas gritando en el karaoke para ver si alguna vez mejoras, pero que es imposible por mucho que te creas Amaia Montero. Te diría que le hagas (todavía) más caso a tu intuición. Que tenías razón cuando pensaste que aquello no se volvería a repetir. Que nunca seréis la misma gente en el mismo lugar. Que eso también es bueno y que le dará valor. Te diría que dejases de pensar en lo que dicen los demás mucho antes, pero esto creo que tienes que aprenderlo tú. Que te quedases cuando te dijeron ‘quédate’. Te diría que dijeses todas las cosas que nunca dijiste. Te diría que no tuvieses miedo a querer. Te diría que sientas muy fuerte. Que eres lo haces, lo que das y lo que amas. Pero sobre todo, eres lo que quieras ser tú.
Te diría tantas cosas, que no sabría por donde empezar. Que cogieses aquel avión, colgases aquel teléfono, leyeses aquel libro, enviases aquel mail. Que fueses tan pesada como eres. Te diría, en definitiva, que no lo has hecho tan mal.
Que seas menos dura contigo. Que sigas repartiendo tu alegría en arrebatos. Que compartas lo que escribes.
A mi yo del pasado.
Hoy hace justo un año que empecé a escribirte estas cartas.
Así que gracias por haber llegado hasta aquí conmigo.