Si me estás leyendo y no lo sabes desde hace dos años soy freelance. Trabajo en diferentes proyectos y tengo la inmensa suerte (buscada) de participar en proyectos que me encantan y que conectan conmigo a nivel personal y profesional. A mí los lunes, en general, me gustan.
Esta semana la he pasado con el equipo de uno de esos proyectos, Bridge for Billions, en un retiro para compartir tiempo, conocernos mejor y aprender algunas cosas. No me extenderé en detallar todo el proceso, pero sí quiero escribir esta carta para acordarme siempre de algunos aprendizajes que he decidido listar:
La diversidad es increíble. Tener contacto y trabajar con personas con contextos y realidades completamente diferente te hace mejor. Somos 32 personas de 15 nacionalidades distintas y cada una con una historia que contar. No volverás a pensar que como se hace en tu casa es la única forma de hacerlo.
En la diversidad también te das cuenta de que muchas veces compartimos miedos y preocupaciones. Eso nos hace humanos y provoca conexiones más fuertes que los contextos.
Ejercer tu vulnerabilidad vale para todo y te hace capaz de reconocer errores pero también de levantar la voz para que nada ni nadie te atropelle.
De la consciencia nace el cambio.
Cualquier cambio es interno y viene de preguntarse mucho y de apoyarse en otros y de dejar que pregunten.
Los problemas siguen siendo tuyos pero cuando los compartes te vuelves poderoso y los conviertes en retos y oportunidades.
Saber dejar ir lo anterior es imprescindible para poder recibir a lo nuevo que tenga que venir.
Las experiencias son únicas al igual que las personas. Ponerte en el lugar del otro quizás te haga ir más lento pero seguro que te lleva más lejos.
La escucha activa abre todos los caminos. Escuchar de verdad no es un don, es algo que se practica.
Reírse de uno mismo es un ejercicio brillante para la autoestima.
Hablar bien de los demás lo es para el propio corazón.
Romperse para reconstruirse es parte del juego y definitivamente hay que jugar más. Permitirte un error es sano y aprender de ello es la clave.
Cualquier conversación sincera puede cambiarte el día (y la vida), incluso con personas que no te conocen en profundidad.
La buena energía puede llegar a ser más contagiosa que la mala.
Extenderte agradeciendo hasta el infinito mientras miras a los ojos debería ser obligatorio al menos una vez al año.
No dar por hecho que lo que tienes es lo normal hace que sigas deseando lo que ya tienes.
Sé que no es normal… así que gracias.
El poder de la empatía 💙