Rasca un poquito más
Esta me ha costado escribirla. Más que cualquiera, incluso más que la primera en la que tenía vergüenza. Y digo que ha sido difícil porque es la última de este año y porque este 2020 es bastante difícil de describir, en general.
Más allá de que la mayoría estemos esperando el año que viene como si cambiando un número, cambiasen nuestros problemas y la vida fuese algo más ligera, yo quería hablarte hoy, en este último viernes del año, de otra cosa y te propongo que tú también pienses sobre ello.
Lo que he aprendido este 2020:
Cuidado con las expectativas que pones en los demás, en esperar demasiado. Si algo huele a que va a ir mal, acabará yendo mal —y si está en tu mano pararlo, hazlo—. Que te despidan de tu trabajo puede convertirse en un trampolín. Ponte manos a la obra. Tienes que llamar a 200 puertas antes de que te abran en una. Ir a un concierto con solo 15 personas puede ser guay también cuando no había pandemia. En caso de duda, acuérdate: siempre coge el avión y ve al Carnaval. No tener un plan no está tan mal. Encerrarte en casa no significa encerrar a tus sentimientos. No tengas miedo a contar que algo no funciona. Déjate caer. La empatía es un bien escaso y se paga caro. Llama más tan solo para preguntar qué tal. La lucha constante acaba trayendo resultados, pero es justo eso, constante. No ver la luz un rato no significa que la luz no esté. Rasca un poquito más. Las relaciones se mantienen con esfuerzo, y requieren altas dosis de generosidad y de valentía. Las sorpresas no se esperan, si quieres algo toma la delantera. Pregunta aunque tengas miedo de la respuesta porque esas son las preguntas verdaderamente importantes. Irse no siempre significa huir. Y por mucho que te vayas no puedes esconderte de ti mismo. Querer quedarse no es ni valiente ni cobarde. Es.
“Por eso me quedo, porque puedo irme”, lo dijo la escritora Carmen Laforet en los 60 y vale para todo.
Comprometerse a algo implica responsabilizarse. No temas perder porque si pierdes es que has tenido. Si alguien no te quiere cerca, se alejará, déjalo ir. Si es un sí, encontrará la manera. Siempre se acaba encontrando la manera. Se puede empezar de cero todas las veces que quieras. Se puede montar un negocio sin tener ni idea, pero rodéate de locos y de personas más inteligentes que tú. Y esto vale, en general, para la vida. Rodéate y cuídalos. Prueba siempre cosas que no sabes si eres capaz de hacer. Sino no lo sabrás nunca. Sigue escribiendo. Absorbe esos días en el mar porque acabarás necesitándolos. Aunque a veces duela, no dejes de implicarte, de ir más allá. Apasiónate como siempre aunque luego te des la hostia. No cambiaría ni media coma de todo el amor que he dado. Saber que lanzarse tiene sus riesgos hace que la aventura sea más divertida. La opinión de los demás importa hasta cierto punto. Déjate aconsejar pero sé fiel a lo que sientes. Hay gente que quieres que esté y punto final. Se puede viajar sin moverse. La ficción te puede salvar. También la música. Se puede llorar porque sí y también reírte muy alto. Permítete las dos. Sé menos orgullosa y di más. En general, saca lo que tienes dentro. No tengas miedo de cambiar de opinión. Tampoco de perdonar. La dignidad de alguien se mide por las veces que es capaz de estar por encima de sus circunstancias. Que todo se pueda caer mañana solo es una demostración más de que agarres el presente muy fuerte y de que sigas construyendo. Podrán venir tormentas, vendrán tormentas, pero si te mantienes firme en quién eres, habrás ganado.