Diría que Antigua es anaranjada, casi rojiza. Si buscas en Google encontrarás mil fotos de la ciudad con casas de colores, puertas talladas en madera y balcones con plantas y hierro forjado. Si te das un paseo pensarás en su belleza colonial, en sus adoquines y en la calidez de sus fachadas.
Me pasé los primeros días dando vueltas y haciendo fotos a los colores y a las puertas hasta que una mañana quería ir a un lugar a desayunar y no lo encontraba. Parecía estar delante pero no veía ningún cartel y solo había una puerta y una pequeña entrada. Decidí entrar a preguntar y descubrí un gran patio, lleno de verde, con una fuente de agua, algunos pájaros madrugadores y gente sentada tomando su café. No solo había un lugar, había muchos. Tuve que atravesar el patio hasta llegar a mi destino y descubrí otro segundo patio lleno de vida y un rincón de lectura.
Fue en ese momento cuando se me activó la curiosidad: ¿cuántas cosas me había estado perdiendo por solo quedarme embelesada con el color de las fachadas? ¿Qué más había dentro?
Antigua es, definitivamente, una ciudad creada para curiosos y diseñada para los amantes de lo que ocurre más allá de lo que se ve. Te obliga a preguntar y a escuchar para no perderte nada y te empuja a que tú mismo descubras lo que hay detrás. Hay veces que nada y hay otras que los secretos se muestran como encerrados en una burbuja solo apta para quién de verdad desea descubrirlos.
Mientras me asomaba a la enésima puerta y metía un pie casi sin permiso pensé en todos esos patios interiores míos, los que muestro poquito, los que viven en mí pero no son mi pelo, mis ojos o ni siquiera mi sonrisa. Hablo de mis sueños y mis temores, mis placeres, mis tristezas, mi corazón a trocitos y algunas otras cicatrices. Solo apto para curiosos, para los que preguntan dispuestos a escuchar y sin la certeza de lo que encontrarán, para los que quieren descubrir a esos habitantes interiores: el lugar dónde reina la calma y amenaza la tormenta, el lugar, en realidad en el que todo pasa.
Me gusta tanto Antigua porque me ha demostrado que es más bonita todavía por dentro. Y de ese enamoramiento es imposible salir ileso, que es como mejor se viaja y como mejor se vive, estando dispuesto a todo te atraviese.
Me estas dando ganas de viajar a Antigua!!! Transmites una paz y un autodescubrimiento brutal! Enhorabuenaa