He pensado varias veces en enviar hoy o no la carta porque estoy casi segura de que probablemente la semana que viene sea capaz de explicar mejor todo lo que se me pasa por la cabeza. Como siempre que tengo un lío lo acabo solucionando haciendo una lista para acordarme, aquí va la lista final de este mes de marzo, que ya viene siendo tradición al acabar un viaje:
A veces la belleza me supera y me pregunto cuántos lugares hay en el mundo que no conocemos y si somos capaces de acostumbrarnos a lo espectacular. Pasé una semana en Railay Beach alucinada por aquellas rocas en mitad del mar y me di cuenta de que la gente local ya ni las miraba. La magia de una primera vez es difícilmente sustituible, pero trabajar por encontrarla siempre hace que la vida siga teniendo sentido incluso cuando lo pierde.
Cuando hice snorkel en las islas Phi Phi conocí a Dory de ‘Buscando a Nemo’ y fui muy feliz debajo del agua aislada de cualquier distracción, de cualquier preocupación. Lo siento, pero me parecía necesario destacarlo.
He aprendido a vivir sin maquillarme, sin hacerme el pelo, sin zapatillas y con mucha arena. Me veo mejor cara que nunca, me veo más los ojos, más mi mirada. El yoga a las 8am enfrente de la playa ha ayudado.
Decir hola y sentarse en una mesa para compartir cerveza, coco o desayuno no solo es posible sino que lo hacen todos.
Cuando eso pasa las conversaciones de media hora pueden ser más reales que las que has tenido durante años con compañeros de trabajo.
La primera pregunta nunca es ‘de qué trabajas’ sino dónde estuviste antes o cuánto tiempo llevas por aquí rodando. Luego ya va el ‘qué haces con tu vida’ y nadie contesta exactamente lo mismo porque además nadie espera nada, así que te puedes encontrar literalmente cualquier cosa (daría para un libro).
Me conozco mejor que antes y soy capaz de más cosas de las que creía.
Para moverte por el país lo mejor es aplicar lo que llamé “confianza en el universo” porque es un caos pero siempre acabas llegando. Si nos dejásemos llevar más, así en general, creo que también acabaría funcionando.
He visto decenas de familias con bebés, mochilas y carros subiéndose a motos, a barcos y viendo el atardecer mientras tomaban una cerveza. Que solo hay una manera de hacerlo es algo impuesto, hay las que quieras.
He pensado más que nunca en invertir. Pero hablo de tiempo, tiempo que se va y tiempo que gasto haciendo lo que siento en este momento que quiero.
Los finales son importantes. Saber cerrar las etapas nos prepara para recibir las siguientes. Saber qué llevarse de lo vivido y soltar para tomar impulso. Lo que se acaba es valioso, por eso amamos tanto vivir.
Creo que el amor se parece a un atardecer: cada vez es diferente, pero es la mejor hora del día aunque a veces ni siquiera veas el sol caer. Puedes buscarlo y no encontrar lo que esperabas, puede aparecer de repente y hacerte parar en mitad de la carretera para cambiar tu rumbo.
Si te alejas del ruido, en el sentido literal y figurado, solo queda lo verdaderamente importante, que resulta ser siempre mucho menos de lo que te ocupa la cabeza siempre. Queda en quién piensas cuando no piensas en nada ni en nadie.
Cuando me preguntaban por qué Tailandia nunca sabía qué responder, pero hace unos días me di cuenta de que he venido aquí en el viaje hacia la persona en la que me estoy convirtiendo. Así que vine aquí por mí. Con algunos miedos pero siguiendo lo que sentía porque hay muchas cosas bonitas detrás de los miedos y las dudas, porque hay veces que se tiene que dar el paso y estar dispuesto a que te caigan leches. Porque hay que salir de la esquina y arriesgarte a que salga mal.
Nunca volveré, aunque vuelva, a ver estos cielos, a nadar en este agua caliente, a sentir este sol en mi piel, a conectar los mismos puntos, a sentir la misma lluvia, porque nunca volverá a ser marzo de 2022 en Tailandia. Y porque uno cuando se va, nunca vuelve siendo exactamente el mismo.
Mi foto favorita de todo el viaje es esta. Un atardecer de un lunes en Koh Pah-Ngan en el que el mundo entero se paró:
Me declaro fan de tus listas! Que manera mas bonita de contar las cosas! Me quedaría muchos de esos puntos. Sobretodo el de alejarse del ruido. Queda en quien piensas cuando no piensas en nada ni en nadie.