Para volver a volver
Justo delante
Cambio las sábanas, saco la ropa de la maleta, empiezo a colocarla en su sitio y me siento en el borde de la cama. Examino mi habitación meticulosamente con la vista para comprobar que, aunque todo haya cambiado, los cojines siguen en su sitio, los libros reposan en el mismo orden y las polaroid son más vintage que nunca porque esas fotos parecen de otra vida. Pero de ahí no se van a mover.
Me pongo la chaqueta porque ha refrescado, el Madrid de 40 grados se desvanece con prisa y llama al otoño casi a gritos. Bajo a la calle y el barrio está como siempre, me acerco al Retiro y hay más gente de la que esperaba, los gritos de los niños me despiertan y me animan a atravesarlo con energía. La luz empieza a caer cuando llego a la Gran Vía con la intención más mundana: acordarme de a qué he venido. Siento que me lo dirán sus luces.
Cuando vuelvo a casa, resuelta, ensimismada y no del todo convencida, me doy cuenta de que han abierto un bar nuevo en mi calle. Un bar. Nuevo. En estos tiempos.
Y entonces pienso que los locos no estamos tan solos. O que, al menos, somos unos cuantos. Resulta que no me hacía falta irme a ver ningunas luces, las tenía delante.


Los diarios de Xacobe Pato
Desde hace ya unos meses estoy enganchada a los diarios de @xpgigirey, un librero gallego que cada semana resume lo que le ha ocurrido la anterior a modo de diario personal literario.
Xacobe reflexiona sobre lo que le pasa, pero si le lees entre líneas, probablemente te haga preguntarte qué te pasa a ti. Sin más divagaciones, es lectura semanal obligatoria para mí y te lo recomiendo —además, el 15 de septiembre saca libro—. Te dejo enlazado ahí arriba su perfil, así no tienes excusa.
Idas y venidas
Supongo que no habré sido la única que esta semana ha vuelto a algún sitio —o a alguna rutina, en su defecto—. Agosto se apagó el lunes y ha dejado paso al septiembre más raro que recuerdo, no tanto por la pandemia en sí, sino por la sensación de no tener la más mínima y remota idea de qué voy a hacer.
De momento, como te he contado antes, he optado por empaquetar maletas y me he venido a Madrid con la firme intención de probar suerte. Y a ver qué pasa.
Respecto a las idas y venidas, te dejo como canción de la semana una que me despierta muchos recuerdos:
Tanto si vas como si vuelves, algo me dice que la clave es no parar de moverse (y así, me imagino, un día llegaremos y nos quedaremos, sea lo que sea eso).
