Pasé unos días sin escribir: la vida estaba sucediendo demasiado rápido. Terminé de leer Yoga: quise ponerme a meditar y a contar historias. Fue curioso: dejé de hacer algo para poder hacerlo después.
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Estos días escuché mucho a personas que no suelen estar en mi día a día. Una de ellas lanzó algo que recogí y acompañé hasta estas líneas: dos cosas pueden ser verdad al mismo tiempo. «Claro» me dije. Estoy siendo atravesada por tantas emociones que no sé qué forma darles todavía. Lo estoy haciendo en un silencio prudente que se combina con unas ganas de gritar definitivamente imprudentes. Estoy muerta de miedo y, también, estoy ilusionada como nunca antes.
Dos cosas pueden ser verdad al mismo tiempo.
Y por eso tengo que dejar de escribir para poder escribir. Quizás te suene raro pero trataré de explicarlo: si no quitas de la nevera la fruta podrida, no entra la cerveza que quieres beberte fría después. Si no te quitas el pijama, no puedes ponerte el bañador para ir a la playa. Si no paras de comer patatas fritas, no llegas a comerte el helado de postre. De la misma manera que creamos un lugar físico para dar cabida a lo que queremos que venga, creamos huecos emocionales, abstractos y cruciales en las estanterías de nuestra vida. Es cuestión, diría, de reorganizar.
Parece una fórmula sencilla, una suma, una multiplicación, no se acerca ni siquiera una raíz cuadrada pero tiendo a olvidar que tengo un arma poderosa que se puede activar en cualquier momento: puedo sacar cosas a la basura y puedo tirarlas. Puedo barrer y quitar las pelusas. Puedo vender jerséis viejos en Vinted o muebles que no sirven más en Wallapop. Y, aunque en ocasiones parezca imposible, poseo la asombrosa facultad de quitarme de encima lo que no funciona para que, ya sin ese peso, vuelva a funcionar. Quizás con otra forma, quizás distinto, quizás mejor.
No sólo hay que saber irse, hay que saber dejar ir porque si no se deja espacio para lo que tiene que venir, eso mismo nunca llegará porque no tiene hueco. Sencillamente no sabrá dónde ponerse.
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Dos cosas pueden ser verdad al mismo tiempo.
Por eso esta carta es una despedida: tengo que dejar de escribir para poder escribir.
Seguiré, eso sí, contándote cosas los domingos si estás suscrito: cartas, guías de viajes veraniegos, libros y algún que otro proceso.
Necesito hacer espacio, tener el lugar, para poder preparar lo que viene. Gracias por haberme acompañado, voy a tirarme a la piscina. Nos vemos el primer viernes de septiembre.
Cosas bonitas de esta semana:
Recibí un mensaje, hice una llamada y me emocioné tanto que sigo procesando.
La comida con mis padres el domingo.
Conocí a la hija de mi amiga Celia. Pude pasar tiempo con mis amigas.
Nadar en mi playa de siempre.
Volví a ver a Rodrigo.
Terminé de leer Yoga de Emmanuel Carrère: el primer libro del verano.
Dormir con las ventanas abiertas de par en par.
Charlar con Lu a la distancia.
En general, pasar tiempo con personas que quiero mucho, hacer planes de verano, comprar viajes en la barra de un bar, respirar, que llueva, que haga sol, escribir, leer.
La escritura de Carla siempre me deja unas ganas de intentar, de seguir. Gracias.
¡Hasta pronto!
Siempre vamos a estar esperando leerte. Eso también es verdad… ❤️🩹