Lento
Que lo quiero ya. Como un niño con su helado, como un caprichoso quiere satisfacer su deseo de la forma más inmediata para pasar al siguiente, como un jefe exigiendo sin tener en cuenta la hora. Hemos crecido, me incluyo, en la filosofía de lo rápido, de lo quiero-lo tengo, de las suscripciones prime para esperar menos, de la fibra óptica, de las notas del móvil en las que escribo y borro con mucha facilidad. Ahí nada es tan importante porque corrijo como escribo, porque tiro sin pensar en lo que he escrito, porque creo la nota tan fácil como la hago desaparecer.
Pero, ¿y si prefiero no correr? Porque ya he corrido tanto que sé lo que pasa cuando vas muy rápido: la explosión de júbilo acaba arrastrada por el fango de la indiferencia cuando algo pierde su novedad, su bomba. ¿Y si te digo —se lo leí a David Moralejo— que quiero correr hacia la vida lenta? A reposar las decisiones, no a evitarlas, sino a aprender a caminar con paso más firme aun a riesgo de no llegar la primera. Pero es que así me aseguro que llego, no sé si me explico.
Acostumbrarme a desear alto y a trabajar mejor en mí, en lo quiero, y en lo que doy. A cocinar a fuego lento una vida que tiene más que ver con el olor de un buen puchero, un caldo reposado, unas patatas cortadas con paciencia y una conversación sobre el día en la cocina. A leer sin estar pensando en el siguiente libro.
Me imagino la calma como dejarse mecer por un mar que no deja de moverse y ser feliz con ello, con la sinuosidad de las olas. Escribo más en cuaderno y boli porque así si me equivoco tacho, pero no borro, y eso significa que puedo ver mis errores para aprender de ellos. Paso las páginas garabateadas y me doy cuenta de quién soy sin borrar quién fui porque llegar a la última página solo es posible habiendo ensuciado todas las demás.
Cultivo (lo intento) la paciencia, las horas de cocción, la escritura salvaje, a pulmón, para entender que si las cosas se hacen bien, desearé mejor, disfrutaré sin querer pasar al siguiente, me quedaré entre las páginas de un libro, nadaré entre los trazos de mi presente, seré.
