Me niego
No quiero acostumbrarme. Estoy harta de normalizar. No quiero dejar de impresionarme, de sorprenderme.
Yo hoy he venido a negarme. Porque quiero seguir temblando al verte. Quiero seguir cogiéndote de la mano y sentir ese calor que solo se entiende con el tacto. Bendito idioma, el de las caricias. Quiero seguir mirando hacia arriba, curiosa, cuando paseo, admirando edificios de las calles que recorro cada semana tanto como paisajes nuevos que nunca antes. Me encantan los balcones, las azoteas que se asoman tímidas a lo alto, las esquinas, los portales.
Quiero seguir emocionándome con las alegrías minúsculas. Y quiero seguir luchando por hacer lo que me gusta como si cada día fuese el primero. Despertador. Volvemos a empezar. Quiero seguir comprando libros pensando que me van a cambiar la vida. Oliendo las páginas nuevas absorbiendo literatura. Magia. Quiero querer como si no existiese el dolor. Ni la pérdida. Quiero saborear la paella de mi padre cada domingo con ansia. Da igual cuántos platos de cada me haya comido. Quiero sobremesas eternas con mis amigos. Quiero seguir perdiendo la vergüenza escribiendo. Quiero emocionarme con cada viaje por mucho que haya cogido ya muchos aviones —nunca son demasiados—.
Que no. Que no me quiero acostumbrar.
Me niego a dar por sentado a la gente que me rodea. Quiero cuidarlos como si se fuesen a esfumar teniendo la incierta seguridad de que no lo van a hacer. No quiero pasear con la soberbia de que todo permanece.
Quiero volver a los mismos lugares siendo consciente de que aunque mis ojos sean los mismos, mi mirada lo puede cambiar todo. Quiero descubrir los nuevos con la sorpresa de un niño que lo ve todo por primera vez. Esa ingenuidad pura que quiere absorber como una esponja. Y que lo hace.
“No quiero dejar de flipar nunca con la Gran Vía”.
Lo escribí hace hoy un año, pero hoy tiene más sentido que nunca.

Mañana es mi cumpleaños y hoy quizás te escriba la carta más personal. La he soltado un poco porque sí. Siempre escribo una lista de las cosas que me han ocurrido a lo largo de estos doce meses. Este año he añadido, además, una lista compartida contigo de lo que quiero. De lo que pido.
Seguir sorprendiéndome. Seguir flotando. Riéndome para superar los malos tragos. Inventando nuevas formas de querer. De ver. De sentir. Seguir.