Es química
Estoy sonriendo más, mucho, en general sonrío por cualquier cosa y a veces me da por reírme y ya está. He buscado en Google qué pasa en Bali por aquello de intentar encontrar explicación a la vibra y dejar de decir que “es que tienes que sentirlo”. Si te da curiosidad se dice que Bali es el punto en el que la energía de la Tierra se limpia, un eje de energía conectado a los chakras.
Todavía no comprendo en profundidad el significado pero sí me fío mucho de mi pálpito y esta explicación da algo de sentido al entusiasmo constante. El otro día hablaba con Cris sobre “la felicidad”, sobre cuánto dura. Me explicó que en realidad la química ya lo tiene estudiado: la dopamina es el chute, se libera con placeres, cuando logras algo muy concreto y luego se va. La serotonina, en cambio, se libera mucho más lentamente y en estado de calma. La serotonina es la felicidad, la que viene de la calma y la que se queda con nosotros. Así que, científicamente, la felicidad en realidad puede durar siempre.
Necesitamos la dopamina de vez en cuando, el éxtasis, la bomba. Pero no podemos depender de ella para tener un vida completa y feliz porque es completamente efímera. Empujar a la serotonina a que salga es algo más complicado y conlleva un trabajo con nosotros que va más allá de una explosión puntual.
Solía decir que “éramos una bomba”. Tardé en darme cuenta de que no quiero jugar a llevar un arma en las manos.
Por eso, tras el chute de las semanas anteriores, me senté aquí para otra cosa. Ayer fui a cerámica por primera vez y me ensucié hasta el pelo, el resultado quedó dudoso pero el proceso es terapéutico y aprendí a como manejar un torno. Entre el caos de las motos hay templos en los que reina el silencio y las mujeres realizan ofrendas coloridas y preciosas. El otro día me senté a desayunar viendo el patio de un colegio. Envié una propuesta pensando en que sí saldría y solo poder enviarla me acerca un poquito más. Si no sale ahora, acabará saliendo.
He recuperado el trazo de mi bolígrafo sobre el papel. Tengo lugar favorito de desayuno y también un zumo que ahora mismo me estoy bebiendo. Justo enfrente de mí hay una chica meditando (en la cafetería). El otro día me compré un bikini y me sorprendí haciéndome una foto, cosa que normalmente no. La única diferencia con antes es que ahora me quiero más. La seguridad es belleza, la belleza se alcanza con lo genuino. No hay nada más sexy que una conversación cara a cara, cada uno siendo quién es.
Hay lugares que te empujan a cuidarte pero no puedes llegar a ellos huyendo. Que la misma música adquiera significados distintos es una señal inequívoca de cambio de etapa. Canggu está lleno de cometas en el cielo y Dorian ahora suena diferente.
Terminé “El Instante” a lagrimones en la playa: “un día, caminé hasta la cima de una colina y no miré hacia atrás”.
La lluvia me despertó, caía sobre las plantas y se sentía como una caricia, suave, constante, hogar. El día siguiente, al salir para ir a yoga me encontré con el suelo lleno de flores y cogí una entre los dedos. Todavía tenía las gotitas en los pétalos, lucía fresca, despreocupada, preciosa. Se escuchaban los pájaros, todo estaba en calma.
Lento, constante, firme. La felicidad es discreta, pero se asienta. Pura química.