De llamas y señales
Ante los dramas, el escritor Ricardo Piglia, en sus diarios, decía que la clave es pensar si en 10 años vas a ser capaz de reírte de lo que está ocurriendo hoy. Si es un sí, lo tienes. No es para tanto. Pocas cosas lo son. Si hemos venido para irnos.
Si haces el ejercicio me cuentas qué tal.
Creo fervientemente en las señales que el universo va poniendo en mi camino para ir tomando decisiones. Y como creo en ellas, las señales ocurren, es real. Así que si vas a seguir leyendo te ruego pongas tu imaginación a funcionar porque nada de esto tendrá sentido si tú no se lo das.
Tengo claro que soy yo quien va eligiendo pero es que cuando no lo veo muy claro, hay algo que viene y me pone sobre la mesa las cartas para jugar. Estas semanas que andaba perdida entre una nube de dudas me quedé unos días sola en casa. Desde la mesa en la que trabajo veo un pequeño balcón del salón. Estaba concentrada y de repente una paloma atolondrada asaltó la barandilla. Me asusté y cuando emprendió el vuelo recibí un mail con un sí y otro con un no. Gracias a esas dos respuestas decidí volar, esta vez metafóricamente, hacia otro lugar.
El martes, en el mismo balcón, justo al empezar el día, pasó un globo con forma de corazón. ¿Pero no fue ayer? pensé. Le hice una foto de dudosa calidad porque lo de tenerlo claro sigue complicado. También porque el amor está en el aire y siempre te hace volar muy alto. Lo otro no es amor ni es nada.
El miércoles una buena noticia (no mía, pero casi) me asaltó mientras una amiga nos decía que había pasado algo grave que le provocaba decirnos cuánto nos quería. Me abrí un vino porque quise celebrar, así en genérico, no necesitaba concretarlo en un motivo porque los tenía todos. Y ahora sí, tomé la otra decisión: la de volar de verdad. Entré en Booking y el resto es magia.
Me puse esta canción de banda sonora y descubrí un sentido que antes no había observado:
No sé qué clase de gente somos los que creemos en el universo, ni tampoco sé si todo esto es real. Tampoco me importa. Me inspira lo que me contagia de ganas y me hace conectar los puntos para llegar al siguiente lugar.
No sé qué clase gente somos los perseguimos nuestros sueños, pero no he visto sonrisas más puras que las de estos caminantes.
Bailamos las canciones entornando los ojos y somos de entusiasmarnos fácil.
Quiero soñarlo todo.
Quiero ser la llama que brilla intensamente creyéndose eterna sabiéndose finita.
¿Y si esta carta es la señal?