¿Cómo he llegado yo hasta aquí?
La crónica del Carnaval de Rio acaba de salir en Condé Nast Traveler. Yo creo que me desmayo ya. Esto es el ‘behind the scenes’, espero que lo disfrutes:
Me habían dicho muchas cosas del Carnaval y yo creo que todas se quedaron cortos. Pensé “no puede ser”, las expectativas demasiado altas matan el asombro porque uno lo espera todo y todo nunca se da como uno se imagina.
Empecé el Carnaval con los ojos muy abiertos, el calor acechando y la ilusión por las nubes. Yo, que había visto muchas veces en el televisor de mi casa, allá en un rincón de un pueblo mediterráneo, el Sambódromo y las calles de Rio, estaba ahora pisándolas con mis propios pies y tenía una cerveza en mano mientras, disfrazada de Barbie, el plástico rosa brillaba en un mediodía de viernes perfecto.
Soñé mil veces con venir a este Carnaval pero nunca lo sentí a mi alcance hasta que este verano mi amigo Santi propuso que fuésemos. A todos nos pareció una idea buenísima y yo dije que me apuntaba. Qué deciros, ya sabéis, que al final muchas veces la vida se impone y tuve que decidir si venir o no yo sola. Dudé tantas veces como veces había soñado venir, pero si algo me caracteriza es una cabezonería sideral cuando me obsesiono con algo. Así que me compré un billete de avión y vine.
Estos días he sido también Wonder Woman, un diablo y una jugadora de fútbol de Brasil, me he llenado de purpurina hasta el último rincón del cuerpo, me he tostado al sol y me he reído hasta llorar, sin parar, con nuevos amigos. He intentado, con poca gracia, bailar samba y funky do Rio, he cantado mi propia canción de Carnaval y he estallado de felicidad y delirio. Entre un bloco y otro Benja me contaba de un amigo y usó para describirlo algo que anoté: “para que me entiendas: es alguien a quién no le da igual la vida”. Lo miré y asentí: es ahí donde sucede la magia, lejos de la indiferencia.
He fotografiado cada instante y grabado vídeos que me siguen sacando una sonrisa ahora con un poquito de nostalgia de lo que ocurrió. Pase lo que pase, podré volver a Rio y podré vivir otro Carnaval, pero nunca se repetirá esta primera vez catártica. Una noche cenando arranqué una servilleta que firmamos y que ahora ya guardo como prueba física de lo más intangible: la sensación de estar viviendo algo que recordaré siempre.
Cuando el domingo entré a aquel palco del Sambódromo y atravesé el pasillo entre la oscuridad y la luz me quedé en silencio. Miré hacia arriba, hacia los lados, miré bien, y me pregunté para mis adentros: ¿cómo he llegado hasta aquí?
Ahora me respondo aquí, en voz alta: yo me traje.
Cosas bonitas de esta semana:
Disfrazarme. Disfrazarse ES LO MÁS: me he inventado personajes, me he llenado de brillo y he jugado a ser otras.
La tarde en el parque cerca del Maracaná con Juan y Tomi. Creo que si me hacen reír más me rompo. Es una realidad. Volver en metro de noche hasta nuestro bar de confianza para comer patatas fritas y que Tomi se hiciese amigo de aquel señor y diese por saco 10 horas con que el señor era abuelo.
Encontrarme una pared llena de margaritas blancas la primera noche del Carnaval.
Los bailes en el Bar Dellas encima de la mesa de plástico a punto de descuajaringarse.
Conseguir invitación para el Camarote de Arará y ver el desfile del sambódromo en primerísima fila. Anécdota: fui a pedir una caipirinha y a mi lado estaba pidiendo el actor francés Vincent Cassel (ahí casi muero yo).
Acabar con Andy en el baile de cierre de Carnaval rodeada de famosos brasileños de los cuáles no tenía ni la más remota idea de su existencia, entonces todo era surrealista y divertido.
Descubrir que una canción que todo el mundo cantaba a gritos se llamaba ‘Carla’.
La tarde del lunes bebiendo fernet en la terraza mientras atardecía y parecíamos todos nacidos para estar en ese instante en Brasil pensando que nunca seríamos tan jóvenes como ese día.
Aquella señora que cantó con una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza en la puerta del bar y la fiesta que se montó ahí.
Sofía y yo acabamos de lanzar el primer podcast de nuestra vida. En Un lugar cuando conversamos en torno a ese momento, ese lugar en tu cabeza, en el que empiezas a crear con gente que admiramos. Si nos escuchas, cuéntanos!!!
La sensación de experimentar el poder del presente.