Me han rechazado tantas veces que la verdad es que he llegado a descontarme. Creo que solemos contar mucho los logros (normal) y tendemos a ocultar todas las veces que no salió (normal) como si cada vez que algún objetivo no se cumplía fuese algo de lo que avergonzarse.
Pero yo en estos días que recibí una negativa necesité volver a atrás (por eso hablaba en la carta del viernes de revisar el teléfono) para entender, para ver qué me había ido pasando. Empezaré por contaros algunos rechazos: quise irme de Erasmus a Bruselas y no tenía el francés acreditado y tuve que irme a Italia, escribí unas 12 veces al editor de National Geographic y me rechazó las 12 veces hasta que a la 13 me aceptó un artículo sobre la Patagonia que ahora no encuentro más, el primer día de pandemia me despidieron.