En Cartagena de Indias todos bailan. Los restaurantes tienen banda y en la calle hay altavoces y guitarras. En las esquinas venden vestidos y una señora, Yuri, nos cosió de un día para otro un top precioso. Paseamos de lado a lado dejándonos llevar por el ambiente y sin mapa que valga. También hay raperos callejeros que ni el mejor freestyle en la Red Bull. No sé como explicarlo, pero puede que sirva que uno de los eslóganes que escucho más en la radio aquí es que
No late, vibra
No late, vibra
No late, vibra
En Cartagena de Indias todos bailan. Los restaurantes tienen banda y en la calle hay altavoces y guitarras. En las esquinas venden vestidos y una señora, Yuri, nos cosió de un día para otro un top precioso. Paseamos de lado a lado dejándonos llevar por el ambiente y sin mapa que valga. También hay raperos callejeros que ni el mejor freestyle en la Red Bull. No sé como explicarlo, pero puede que sirva que uno de los eslóganes que escucho más en la radio aquí es que